Quema

Y ocurre. Nadie está exento, nadie está libre. Un acontecimiento llega, y quema. Quema por dentro, sientes que te asfixia, que te cuesta respirar. Y no puedes hacer nada. No puedes cambiarlo, ni puede desaparecer.

Queda aceptarlo. Al hecho, y a lo que provoca. Aceptar que quema, que duele. Sentarte, y observarlo. Dejar que te consuma. Lo sé, será duro, complicado y pondrá tu vida en jaque. Pero es lo natural, que queme. Ha tocado algo importante de tu vida, y reaccionas.

Perderás ilusiones, alegrías. La calma, la paz, estarán lejos, posiblemente muy lejos. Pero estarán. Confía. Solo debes parar … y quemarte, sin hacer nada más. Y mientras te quemas, conecta contigo. ¿Qué es importante en tu vida? Hazlo igual, aunque con tus llamas parezcas un fénix. Como el fénix, renacerás. No sabemos cuándo.

Que tu mente no te distraiga de eso importante. Que no controle tus acciones. Ella estará sufriendo, y querrá dejar de sufrir ya, sin importar el mañana. Presencia, presente, valores. Y dolor. Sí. Y fuego que abrasa. Sí. Y amor hacia a ti, autocompasión. Todo está bien. Aunque duela. Aunque abrase. Todo está bien.

Y el tiempo se detendrá. O eso te dirá tu mente. Pero sigue habiendo otras áreas importantes en tu vida, que deberías seguir regando. Aunque duela. Seguirá habiendo áreas que sean valiosas, que deberías seguir cultivando. Aunque queme.

Porque ese momento existe, es el precio de ser humanos. Es el precio de estar vivos. Mantener la calma, la quietud, el silencio, mientras ardes, no es fácil. Da igual lo que hayas leído, estudiado o escuchado. En ese momento estás solo, solo contigo. ¿Observarás y te quemarás en calma teniendo presente siempre esa vida valiosa que quieres tener, o pondrás en marcha mil y una acciones para intentar escapar cueste lo que cueste quemando todavía mucho más? ¿estarás realmente preparado?

Y ese momento … llegará. Y ese momento … pasará.


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