El enfoque con el que trabajo y con el que más me identifico, es el que engloba a las terapias contextuales, también llamadas de tercera generación. Ello indica que en algún momento ha debido de haber otras dos. Y así es. La primera fue conductista y la segunda cognitivo-conductual. La tercera ha vuelto a los orígenes del conductismo añadiendo el contexto, y elementos como la aceptación, la validación y la flexibilidad psicológica entre muchos otros. Pero eso de primera, segunda o tercera no quiere decir que cuando una nueva aparece las demás se obvien o se olviden. En la actualidad sigue habiendo profesionales de la psicología que trabajan con el enfoque de cualquiera de las tres, sin menospreciarse unas a otras. Un buen profesional, siempre será un buen profesional.

Considero que la sociedad está acostumbrándose en demasía a mensajes relacionados con tener que estar siempre feliz, y que el malestar hay que evitarlo a toda costa porque es malo. Y ello nos lleva a pensar que cuando sentimos algún malestar, como por ejemplo ansiedad o tristeza, hay algo malo en nosotros. Y lo que hacemos en ese intento de evitar ese malestar natural, que consideramos insano, es lo que puede hacernos entrar en lo que sí sería realmente un problema. Patologizamos lo que es normal, y ello nos lleva a tener un verdadero problema.

Las distintas situaciones que acontecen en nuestra vida, nos pueden llevar a sentir una gran variedad de emociones. Y ante esa emoción, puedo actuar en base a lo que ella quiera, o en base a lo que es valioso para mí. El problema, por tanto, no estaría realmente en lo que estoy sintiendo ante el acontecimiento, sino lo que hago con eso que estoy sintiendo. Si yo tengo que hablar en público porque tengo que presentar un proyecto, y resulta que hablar en público me produce ansiedad y pánico, ¿qué voy a hacer con esas emociones? Puedo no salir y dejarme dominar, o puedo aceptar eso que siento como algo natural en ese contexto y salir a hablar, que sería lo que para mí es importante.

Claro, nadie ha dicho que sea fácil. Y aquí es donde yo te ofrezco una guía que te aporte estrategias para poder construir una vida plena y que tenga significado para ti. Una vida que no esté dominada por los pensamientos o sentimientos que en determinadas ocasiones surgen, y a los que llevados por un primer impulso queremos controlar. No serán esos eventos internos donde pongamos el foco de control, sino en la conducta que seguirá a esos eventos y en nuestra relación con ellos.

A través de un análisis del contexto en el que te encuentras y de las conductas que realizas, y guiado en todo momento por tu propia experiencia, pongo en tus manos mi formación académica para juntos, elaborar un plan de vida que te lleve a tener esa vida valiosa que todos anhelamos. ¿Hablamos?