INTRODUCCIÓN
Dentro de la Terapia de aceptación y compromiso (ACT), uno de los procesos que se trabajan en las sesiones es la defusión cognitiva, si bien, no es exclusivamente suyo y también se da en otras terapias. En este proceso lo que se busca en mantener un distanciamiento de aquello que estamos pensando para que no controle nuestra vida. Podríamos considerar que una de las metas que se pretende conseguir es la deliteralización, el ver que los pensamientos son sólo eso, pensamientos, y no sucesos reales o verdades absolutas (Barraca, 2011).
Cuando perdemos la idea de que los pensamientos no son más que eso, pensamientos, corremos el riesgo de desconectar de otro tipo de estímulos que nos puede aportar nuestra experiencia directa. Responderíamos mediante reglas verbales que nos hemos creado, sin estar atentos a los antecedentes y consecuentes reales de nuestra conducta (Hayes, Strosahl y Wilson, 2015 pps. 290-291).
DEFINICIÓN
Existen varias definiciones en la literatura de lo que en sí sería la fusión/defusión cognitiva. Poniendo como ejemplo algunas de ellas, mencionaré una de las primeras aportada por Hayes et al. (1999) que definen la fusión como una ruptura con la experiencia directa de los estímulos en favor del proceso o contexto verbal creado de forma interna. Otra definición (Harris y Hayes, 2009, p. 19) haría mención a la defusión como aquella habilidad para distanciarse de aquellos pensamientos, recuerdos… que surgen en nuestra mente entendiendo que no son una verdad absoluta. Una de las más actuales, ya para finalizar, sería la de Hayes (2020, p. 169) que define la defusión como la toma de conciencia de la existencia de pensamientos automáticos y la comprensión de que son simples creaciones de nuestra mente.
Unificando lo visto anteriormente, podríamos considerar por tanto la defusión cognitiva como el ser conscientes de que tenemos pensamientos, y de que dichos pensamientos son simplemente eso, y que puede que no tengan ninguna validez en la vida real. De hecho, en ocasiones, si nos fusionamos con ellos podríamos incluso no percibir la experiencia directa de una forma real, tal y como es.
ASPECTOS GENERALES DE LA DEFUSIÓN
Skinner (1971, p. 252) hizo ya en su día una mención sobre las experiencias internas. La captación de la realidad tendría dos vertientes. Por un lado, el contacto físico con esa realidad, que sería la experiencia, y por otro un contacto no físico que serían la imágenes, sensaciones e ideas, englobados en nuestra conciencia junto con los eventos internos de pensamientos y sentimientos.
Solemos suponer que nuestros pensamientos o sentimientos tienen que estar bajo nuestro control, y que si dichos pensamientos o sentimientos son desagradables tendremos que recurrir a ese control para cambiarlos y poder llevar a cabo acciones importantes para nosotros. En determinadas ocasiones consideramos que la mejor manera de hacer esto es a través de una reestructuración cognitiva, cambiando eso que pensamos o sentimos para poder cambiar la conducta (Blackledge, 2018, p.17). Carrascoso y Valdivia (2009) consideran que aceptando estos eventos internos como lo que en realidad son (pensamientos, recuerdos…), no deberían ser un obstáculo para hacer ya las acciones que consideremos oportunas. De hecho, algunas terapias cognitivas ponen su foco en luchar contra estos pensamientos, considerando al ser humano como un procesador de información (Törneke, 2016, pp. 81-83). Pero ¿es correcta esta suposición sobre el control del pensamiento, y qué eso es lo que hace efectiva la terapia? El estudio del análisis de la conducta verbal podrá aportarnos variada e interesante información para incorporar a las terapias y obtener unos mejores resultados
Algunas conductas que nos pueden hacer sospechar que estamos fusionados con los eventos internos serían; no querer hablar de algunos temas, seguir reglas verbales que no dan buenos resultados o tener poca espontaneidad entre otras. Por su parte, conductas que muestran una buena defusión serían referirse a la mente como una entidad externa a nosotros mismos o no darle demasiada importancia cuando nos confundimos (Twohig y Hayes, 2020, pp. 22-23)
Bien es cierto que no siempre los pensamientos van a resultar perjudiciales, siendo en ocasiones útiles, como cuando tenemos que planificar una tarea, una reunión de trabajo o atender las necesidades de un cliente (Valdivia-Salas y Páez, 2019, p. 141). Tendríamos un problema en el caso de que nuestra mente empezara a anticipar que no nos van a salir bien las tareas o que sin motivo se va a malograr la reunión de trabajo, y esos pensamientos empezaran a controlar nuestra conducta: comprobaríamos todo una y otra vez, forzaríamos al equipo de trabajo…
TRABAJANDO LA DEFUSIÓN
Una vez visto en líneas generales lo qué es la defusión, estaría interesante ver cómo podemos trabajarla. Recordemos que la defusión, dentro de ACT, es uno de los procesos básicos englobados en la flexibilidad psicológica, y que trabajando dicha defusión, también trabajaremos esta flexibilidad (Hayes, Strosahl, y Wilson, 2015, p.86) la cual interactúa a su vez con los demás procesos que conforman dicha flexibilidad (Blackledge, 2018, p. 43).
En líneas generales, en ACT se trabaja con metáforas, paradojas y ejercicios experienciales con los que se intenta mostrar al cliente los comportamientos que están guiados por la evitación experiencial (Vargas y Ramírez, 2012). La defusión, al igual que el resto de los procesos implicados en la flexibilidad psicológica, tiene unas técnicas más específicas para trabajarla que veremos a continuación.
Existen algunas metáforas para poder tratar de explicar en qué consiste la defusión de una manera más agradable y más recreativa, como la metáfora del programa informático o la de los pasajeros del autobús. En la primera se comparan los pensamientos con las líneas que forman un programa de ordenador, que pondrán en marcha una rutina de forma automática según determinados acontecimientos que surjan. En la segunda, esos pensamientos menos útiles se comparan con pasajeros de un autobús, que serían los que llevan el rumbo del vehículo en vez de dirigirlo el propio conductor (para ampliación Blackledge, 2018).
En su libro Jiménez (2014, p.80) nos explica la metáfora del museo y las obras de arte para potenciar la defusion recurriendo a la diferenciación del yo-contenido del yo-contexto. En ella, el museo sería el yo-contexto, nuestro yo más amplio, y las obras serían elementos que conforman el yo-contenido, que pueden ser buenas o malas, pero sin definir por si sola una de ellas al museo en su conjunto. También Blackledge (2018, p.151), mencionado antes, constata un posible solapamiento entre defusion y yo-contexto. En referencia a esta unión, defusión y yo-contexto, Luciano y Wilson (2002) a lo largo de su libro, plantean varias formas de trabajar la deliteralización y el yo-contexto de forma conjunta, usando por ejemplo la metáfora del tablero de ajedrez (pp. 209-210)
Harris (2010) nos explica varias formas de ser conscientes de lo que nuestra mente dice, y de cómo distanciarnos para darnos cuenta que no siempre es cierto su diálogo. Una de las más fáciles de llevar a cabo es rascarnos la cabeza, mientras nos decimos que no podemos rascarnos la cabeza. Luciano y Wilson (2002, pp. 217-219) nos aportan también dos ideas para poder llevar a cabo la deliteralización del lenguaje, tan necesaria en el trabajo de defusión. Una sería el añadir “tengo el pensamiento de…” ante aquellos pensamientos que nos surjan. Si pienso que soy un inútil, al observar el pensamiento nos diríamos “tengo el pensamiento de que soy un inútil”, confrontando así que no es una realidad, sino un pensamiento. Otra manera que nos ofrecen es la repetición continuada durante varios segundos de aquello que nos surge en nuestra mente y que nos atrapa. En el ejemplo, sería repetirnos durante unos segundos “soy un inútil” rápidamente y sin descanso. Luciano y Wilson en el libro nos plantean el ejercicio con la palabra limón.
Por poner algunas formas más de trabajar la defusión, comentaré finalmente otro par de ellas que nos ofrece Hayes (2020). La primera es muy fácil, aunque chocante a primera vista, ponerle nombre a la mente (pp. 183-184). Esto nos permite distinguirla de nuestro yo y distanciarnos de lo que nos dice como si fuera otra persona la que estuviera diciéndolo, con la que podríamos estar de acuerdo o no, según los argumentos o ideas que nos presente. Otra forma es a través de un ejercicio de visualización denominado “hojas en un arroyo” o también “hojas en el río” (p. 176). Consiste en visualizar (a ser posible con los ojos cerrados para profundizar más en el ejercicio) un río por el que van discurriendo hojas caídas de los árboles. Cada pensamiento que surja durante el ejercicio, lo ponemos en una de esas hojas y dejamos que la corriente se lo lleve. Si en algún momento nos damos cuenta de que nos hemos perdido en algún pensamiento, volvemos nuevamente a nuestro lugar de observación del río y continuamos el ejercicio.
EVALUANDO LA DEFUSIÓN
Finalmente, veamos que formas tenemos de poder evaluar la defusion. Existe un cuestionario específico que a través de unas pocas preguntas evalúa la fusión cognitiva, el Cuestionario de Fusión Cognitiva (CFQ; Gillanders et al., 2014) con una versión en español (Romero-Moreno, Marquez-Gonzalez, Losada, Gillanders y Fernandez-Fernandez, 2014) y con un análisis de sus propiedades psicométricas también en población colombiana (Ruiz, Suárez-Falcón, Riaño-Hernández y Gillanders, 2017). Son siete preguntas de tipo likert, con también siete posibles respuestas que van desde 1=Nunca hasta 7=Siempre, y que serán sumadas para calcular el total que se obtiene en la prueba, teniendo en cuenta que a mayor puntuación, mayor será la fusión cognitiva.
Tenemos también un cuestionario que evalúa la defusión exclusivamente en relación con la ansiedad, el Cuestionario de Credibilidad de Sentimientos y Pensamientos Ansiosos (BAFT; Herzberg et al., 2012) con una versión traducida y validada por Ruiz, Odriozola y Suárez (2014). Es un cuestionario que comprende 16 preguntas, y al igual que el CFQ son tipo likert oscilando entre 1=”Nada creíble” y 7=”Completamente creíble”, y a mayor puntuación, mayor fusión con pensamientos y sentimientos relacionados con la ansiedad.
CONCLUSIÓN
Como hemos visto, la defusión es un elemento importante a trabajar para poder llevar a cabo acciones en nuestra vida que realmente vayan en la línea de lo que es importante para nosotros, y que hagan que esta vida sea más plena. Si creemos todos esos pensamientos, o creemos que mientras los tengamos no vamos a poder caminar en la dirección que nos resulte valiosa, estaremos estancandos y luchando contra eventos internos. Lucha que, seguramente, nos alejará de aquello importante que le da sentido a nuestra existencia.
Por suerte, como otras habilidades psicológicas, se puede trabajar para potenciarla tal y como hemos visto y de esa forma, tomar decisiones que vayan más acorde con nuestros valores.
REFERENCIAS
Barraca, J. (2011). ¿Aceptación o control mental? Terapias de aceptación y mindfulness frente a las técnicas cognitivo-conductuales para la eliminación de pensamientos intrusos. Análisis y modificación de conducta, 37(155-156), 43-63
Blackledge, J.T. (2018). La defusión cognitiva en la práctica. Guía clínica para valorar, observar y apoyar el cambio en el cliente. Bilbao:Desclée de Brouwer.
Carrascoso, F.J. y Valdivia, S. (2009). Acceptance and Commitment Therapy (ACT) in the Treatment of Panic Disorder: Some Considerations from the Research on Basic Processes. International Journal of Psychology and Psychological Therapy, 9(3), 299-315
Harris, R. (2010). La trampa de la felicidad. Deja de sufrir, comienza a vivir. Barcelona: Editorial Planeta.
Herzberg, K.N., Sheppard, S.C., Forsyth, J.P., Credé, M., Earleywine, M., y Eifert, G.H. (2012). The Believability of Anxious Feelingsand Thoughts Questionnaire (BAFT): A psychometric evaluation of cognitive fusion in a nonclinical and highly anxious community sample. Psychological Assessment, 24, 877-891.
Gillanders, D.T., Bolderston, H., Bond, F.W., Dempster, M., Flaxman, P.E., Campbell, L., Kerr, S., … Remington, B (2014). The development and initial validation of the cognitive fusion questionnaire. Behav. Ther. Jan, 45(1), 83-101
Harris, R., y Hayes, S.C. (2009). ACT made simple: An easy-to-read primer on Acceptance and Commitment Therapy. New York: New Harbinger Publications
Hayes, S.C. (2020). Una mente liberada.La guía esencial de la terapia de aceptación y compromiso (ACT). Barcelona: Editorial Planeta.
Hayes, S.C., Bissett, R.T., Korn, Z., Zettle, R.D., Rosenfarb, I.S., Cooper, L.D. y Grundt, A.M. (1999). The impact of acceptance versus control rationales on pain tolerance. The Psychological Record, 49, 33-47
Hayes, S.C., Strosahl, K.D. y Wilson, K.G. (2015). Terapia de aceptación y compromiso. Proceso y práctica del cambio consciente (mindfulness). Bilbao:Desclée de Brouwer.
Jiménez, R. (2014). Terapia de aceptación y compromiso. Abordaje de cinco casos clínicos. Durham: Lulu.com
Romero-Moreno, R., Márquez-González, M., Losada, A., Gillanders, D.T. y Fernández- Fernández, V. (2014). Cognitive fusion in dementia caregiving: psychometric properties of the Spanish version of the Cognitive Fusion Questionnaire. Behavioral Psychology, 22(1), 117-132.
Ruiz, F. J., Odriozola, G., y Suárez, J. C. (2014). Versión española del Cuestionario de Credibilidad de Sentimientos y Pensamientos Ansiógenos. Psicothema, 26(3), 308-313
Ruiz, F.J., Suárez-Falcón, J.C., Riaño-Hernández, D. y Gillanders, D. (2017). Propiedades psicométricas del Cuestionario de Fusión Cognitiva en Colombia. Revista Latinoamericana de Psicología, 49(1), 80-87
Skinner, B.F. (1971). Ciencia y conducta humana (2º ed.) Barcelona: Editorial Fontanella.
Törneke, N (2016). Aprendiendo TMR. Una introducción a la Teoría del marco relacional y sus aplicaciones clínicas. Úbeda: Editorial Didacbook
Twohig, M.P. y Hayes, S.C. (2020). ACT en la práctica clínica para la depresión y la ansiedad. Una guía sesión a sesión para maximizar los resultados. Bilbao: Desclée de Brouwer.
Valdivia-Salas, S. y Páez, M. (2019). Aceptación psicológica: Qué es y por qué se fomenta en terapia. Madrid: Ediciones Pirámide.
Vargas, L.F y Ramírez, R. (2012). Terapia de aceptación y compromiso: descripción general de una aproximación con énfasis en los valores personales. Revista de ciencias sociales, 138, 101-110.