Evaluando al profesional

Cuando dentro del proceso terapéutico ponemos el foco en el profesional, uno de los elementos más destacados es su estilo de realizar la terapia. En prácticamente todos los manuales de psicología, siempre hay un apartado que indica cómo debe ser esta actuación: honestidad, autenticidad,… Pero de dichas habilidades, no se explica cómo potenciarlas y mejorarlas para un mejor desempeño profesional. Parece que eso debe ser entrenado con el paso del tiempo y poniendo nuestra atención en ello.

Claro, esto lleva, precisamente, a que busquemos siempre tener en nuestro repertorio esa “forma de ser perfecta” como profesionales, para dar lo mejor de nosotros mismos. Buscamos, por lo tanto, tener un estilo propio y que sea efectivo. Un estilo que se verá influido por nuestra propia personalidad. Y aquí puede surgir un pequeño dilema. ¿Soy como psicólogo/a como quiero ser?

Para poder comprobar esto, he localizado un inventario que puede ser interesante el “Inventario del estilo personal del terapeuta” de García y Álvarez (2007). Cuenta con una versión validada para población española (Prado-Abril, Fernández-Álvarez, Sánchez-Reales, Youn, Inchausti y Molinari, 2019) algo más corta, pero no por ello menos efectiva. No estaría de más hacérnosla respondiendo no como nos gustaría ser como terapeutas, sino cómo realmente somos. Una vez vistos los resultados, podemos saber en qué punto estamos de ese camino que queremos recorrer (de esa forma de hacer terapia que queremos).

A mí, personalmente, me ha servido para saber qué puntos debería cambiar para ser ese psicólogo que quiero ser. Y también para otro detalle, referido a la autenticidad que se nos debe presuponer, ¿hasta que punto, si hago un cambio brusco en mi forma de trabajar, me estoy alejando en exceso de mi propia forma de ser, de mi personalidad?. Tocaría hacer balance.

Suele ocurrir que el profesional en algunas ocasiones considera que está haciendo una buena labor, y en otras que puede que lo esté haciendo mal. Pero en el fondo, ambos extremos son percepciones propias que quizá no tengan porque correlacionar con la realidad.

Estaría bien que de vez en cuando como profesionales, y como personas implicadas con nuestros clientes, verifiquemos de una forma más objetiva si realmente nuestra labor está siendo efectiva, o no. Y para ello, existen una serie de tests y cuestionarios que nos van a dar una visión de este aspecto más acorde con lo que está ocurriendo en la realidad.

No debemos olvidar que en el fondo, aunque seamos profesionales de la psicología con una formación académica bastante amplia detrás, estamos sujetos a las mismas trampas que la mente crea como a cualquier otra persona. Y esa mente nos puede decir que somos muy buenos en nuestra labor, o por el contrario que somos muy malos. Habrá que verificar si esto es real o no, tanto lo uno como lo otro. Defusionarnos, tema del que ya hablé en publicaciones y artículos anteriores.

Existen algunos manuales que nos indican formas de cómo llevar a cabo estas comprobaciones (como por ejemplo Gimeno, 2021), para que así contactes mejor con la realidad de tu labor profesional, y puedas comprobar cuáles son tus puntos fuertes, y en cuáles deberías profundizar un poco más dándole otro enfoque o desarrollando nuevas habilidades.

REFERENCIAS

García, F., y Fernández, H. (2007). Investigación empírica sobre el estilo personal del terapeuta. Una actualización. Revista Argentina de Clínica Psicológica, 16(2), 121-128

Gimeno, A. (2021). Mejorando los resultados en psicoterapia. Principios terapéuticos basados en la evidencia. Madrid: Ediciones Pirámide

Prado-Abril, J., Fernández-Álvarez, J., Sánchez-Reales, S., Youn, S. J., Inchausti, F. y Molinari, G. (2019). La persona del terapeuta: validación española del cuestionario de evaluación del estilo personal de terapeuta (EPT-C). Revista de Psicopatología y Psicología Clínica, 24(3), 131-140.


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